Hola,
finales de marzo en Lisboa. Un tiempo de vértigo. Tengo un tonillo moreno que da gusto mirarme. La terraza empiza a dar de sí, y mucho.
La fiesta se torna un poco más alternativa de lo habitual, con locales nuevos y geniales en los que ponen músicas que solo nos gustan a Jacobo y a mi (de los escritores del blog).
Las asignaturas en este semestre no tienen la mejor pinta del mundo, y además, el horario horrible que tenemos (entramos a las 13:00 de luens a jueves), anima a ausentarse y quedarse en la terraza del bar de la escuela, con protección solar, por supuesto.
Y no tengo más que comentar.
Si se me ocurre algo ya lo escribiré.
Saludos.
Alberto.
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